domingo, 1 de noviembre de 2020

EL FINAL DE LA CUARENTENA- EPÍLOGOS I,II y III- THE BOY WITH THE ARAB STRAP-BELLE@SEBASTIAN

 

EPÍLOGO I ( AMIR)

Voy perdiendo fuelle  hacia  el  final.  Debo estar  muy  cansado. No recuerdo lo que me han dicho mis  hijos antes de  acostarse. Sólo me  ha quedado la imagen de  un susurro con los  ojos  caídos. Me asusta  darles miedo.

Mañana intentaré no  hacer mucho ruido cuando levante la persiana. Mi amigo Chen me  dio un  aceite que debería probar. No hay ningún chino  generoso. Los regalos  siempre   van a cuenta de futuros   favores. 

No es políticamente  correcto, pero que se  jodan. Este es  tu  sueño y estoy seguro de que  estarás de acuerdo conmigo.

Tenemos una conversación pendiente . Mis  ensaladas son  más baratas y de mejor  calidad. Me las  impone  la franquicia  y no puedo  manipular el precio. Los muy  cabrones  lo ponen   en el mismo   envase  y es prácticamente  imposible de borrar.

Me cuesta acostumbrarme a que  nadie  me  regatee  el precio. Vengo de un país  donde   hasta las propias  vidas se  negocian, donde  los padres ven a  sus hijos  como  una inversión que les dará   beneficios . Son  distintas  capas  al mismo  amor con el que  nacemos . A  algunos se  os  olvida. Otros lo  vendemos.

Tampoco  me  gusto como  soy. ¿ Sabes que me  encanta  bailar  swing? Los que somos  altos, delgados y con la  maquinaria un poco desmanejada  resultamos muy graciosos. Parecemos marionetas   con un índice  tan  alto de patosidad que hace imposible no descojonarse de  risa.

A veces,   cuando  acabo de comer, el curry me  desata en la trastienda. Deberías  verme.

En fin, ojalá que  vientos de   jazmín te acolcharan. Los recuerdo  vagamente , antes del  vertedero.

Es una lástima que no nos quieran unidos. Estoy seguro que podríamos  sorprendernos  el  uno al otro.

 

 

EPILOGO II ( MAMÁ)

 

Felices  sueños  mi  niña. Haces los mismos  pucheros  con los morros  que cuando eras bebé. Hubiese  regalado media   vida por  saber quien era el destinatario de  esos proyectos de  besos  inyectados de una ternura desvalida y temerosa que necesitaba algo y que nunca descubrí lo que  era.

Tu padre ronca como si desgarrara rocas desde las mismas profundidades del averno- La despreocupación lo ampara. Nunca  fue muy listo.  Me  casé con el  tonto de la cuadrilla.

A veces  rezo a  Dios  para que no exista,  que se  olvide  de mi, que no quiero presentarme  ante  él  y decirle delante de  todos  los muertos de la  eternidad que tu padre  fue un cornudo durante más de treinta  años. Lo sentiría por él

La venganza  debe ser  un instinto innato, lo que  le  impide  ser premeditado.

Supe  enseguida de los  deslices de  tu padre en la  faena ( ya te he dicho que era el   tonto del  grupo). Tambien te puedo asegurar  que   fueron sólo cinco  polvos  porque la  fanfarronería  pierde  su  encanto  cuando la  descubres.  Ni sus amantes  lo  aguantaban.

Y el despecho me llevó al pecado,  y el pecado me  gustó. Tú eras la dosis justa  y necesaria de  mi amor  y, en cierta manera,  me permitiste llevar a  cabo todos  mis vicios, con muchos  nombres,  con muchos  sitios,  con el  riesgo  como la parte esencial de la  diversión.

Cuando debía  cumplir  con  tu padre me untaba  el coño con  aceite de  almendra  y sacaba todo  mi   repertorio  de gritos  y gemidos, una  soprano sofocada  y con  aspavientos  de  loca descontrolada. Era muy, muy divertido. Algunas  veces, incluso me  gustaba.

Estamos en el epílogo  y no pienso pedirte perdón por  nada. Sólo  hay un consejo  que no me  atrevo a  darte  si no es  en tu sueño.

Deja las putas teorías  y aprende  a sentir. Y cuando  hayas aprendido a sentir  aprende  a que no te  importe   si lo que  sientes es  legal o no.

 

 

EPÍLOGO III ( HANK)

 

Debo ser  el más  breve  de los  tres. La inspiración es un  regate  en corto que debe dejar sentado a lo previsible.

Nunca me  hubiera imaginado  poner  flautas a una  canción, y que una  canción tan triste me hiciera  bailar  tanto.

Las paradojas nos hacen interesantes, los  cambios son los ejes  de cualquier honestidad  que se  precie.

Me llamo Hank Williams  y me  mató un dolor de espalda a los  29  años. Me ha  encantado  bailar contigo, pero no te  flipes  que  tampoco   ha  sido   tan mágico.

Como mi  amigo Robert Johnson  hubiera  vendido mi alma  al  diablo  por   escribir la  canción “The boy with the arab Strap” de los Belle & Sebastian .

Y aunque   Stuart Murdoch jura y perjura que no sabía que una “ arab Strap” era  una  correa para la polla, para mi es un  auténtico  privilegio terminar esta jodida cuarentena  con sus versos.

Ya me despertaré algún día….

 

“ Necesitas centrarte.
Presumes de ser lascivo
y obsceno con tu liberal forma de ser.

pero todos sabemos que eres un tipo dulce.

Todos te hemos visto bailar….”

 

( Belle & Sebatian- The boy with the arab Strap”

 









THE BOY WITH  THE ARAB  STRAP

 

Una milla y media en autobús, es mucho tiempo.
El olor de la comida de la vieja prisión,
tarda mucho en quitarse.
Cuando has estado dentro.


Dia tras día deambulando, hace que te deprimas.
Nadie te da una oportunidad,

o un dolar, en ésta vieja ciudad.

Tu silencio sobrevolando es como un regalo.
La miseria el humo, no es tu estilo.

No me gusta éste lugar.
Sería mejor irse.
Y entonces, intercambio cartas con tu hermana mayor.
No soy más que un holgazán.

Ella es pura como la fría nieve.
Acepta mi confesión.

 

¿Qué es lo que aprendiste durante tu estancia
en la cárcel de tu mente?
Había ruidos, distracciones con cosas buenas.
Y la comida de la vieja prisión.

Colorea mi vida con el caos de la incertidumbre.
Porque cualquier cosa es mejor
que el aislamiento de la elegancia.
Perdía el autobús.
En el fondo estabas relajado,
con el chico de la correa árabe.
Con el chico de la correa árabe.

 

 

Hay algo que contar sobre cómo te sientes.
A la multitud reunida.
¿Nunca has sentido que has llegado muy lejos?
Todo el mundo sufre en silencio su propia carga.

El hombre que conduce un minitaxi en Old Compton.
El asiático.
Con su relación de amor y odio.
Con su clientela racista.

 

Necesitas centrarte.
Presumes de ser lascivo
y obsceno con tu liberal forma de ser.
Todos sabemos que eres un tipo dulce.
Todos te hemos visto bailar.

Todos sabemos que eres un tipo duro,
viéndote beber desde el mediodía.
Hasta el día siguiente.
Eres el chico con risa odiosa.
Eres el chico con la correa árabe.

 

Sujeto a la mesa, con ropa de tiendas de la beneficencia.
Celebridades de comic se sientan atrás,
mientras el cigarrillo
se consume y hace saltar la alarma de humos.

¿Qué ha sido de aquel conjunto tan guay en Londres?
Estas constantemente actualizando
la lista de tus diez pajas preferidas.
Ella es una camarera, y tiene estilo.
El baño de los domingos podrá esperar.

 

 

 


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