XIV
Un
whatsapp seco  y contundente. “Mi padre
se ha  muerto”. “Lo siento  cariño, para 
cualquier cosa que  necesites ,
aquí estoy”.
Si
no fuera por  la nueva  foto de 
perfil ni lo hubiera  reconocido.
Una boda, un “papá te presento a mi compañera de trabajo…”, dos  besos, olor 
a vino   feliz, una  corbata en 
vuelo, camisa sudada, una  canción
horrible,  un  baile desacompasado  y patoso. 
No
siente ningún tipo de dolor, pero las 
frases que  dice parecen  todo lo contrario. Debe  estar a la 
altura . La liturgia de pésames se 
suceden en el  grupo.
Millones  de  besos en iconos.
El
virus   ha dictado una  muerte difamatoria , sin derecho a  despedida, sin derecho a echarle  la 
culpa a la sorpresa.
Repasa
con un dedo la  silueta de la  muñeca. Se entretiene unos segundos en su
cadera. Tiene mucho miedo.
No
es la muerte en sí lo que le asusta.  Uno
de los  secretos que  jamás desvelaría  es que le 
encantaba  ver videos de  ejecuciones 
en youtube, sobretodo  los de  fusilamientos en la  Segunda 
Guerra Mundial. Su sufrimiento físico 
no debía llegar ni al  segundo.
Su
madre nunca  le leyó cuentos  infantiles. Cuando llegaba  de trabajar, bastante  tenía con hacerle la  cena, un beso 
y a  dormir. Pero las  tardes 
sin deberes  eran largas , y los
viejos  videos VHS se encargaron de intentar
explicarle como se  pueden arreglar  ciertos 
desastres, pero era demasiado pronto 
para hacerles  caso.
Perdidos
como  Nemo, huérfanos como el  Rey León , encerrados como Rapunzel,
indefensos como la Cenicienta.. 
Alguna  mente 
maligna  diseñó que el  mejor remedio contra  la soledad 
no era entenderla , sino  olvidarla
con muchas  cosas.
La
táctica es  devastadora, llenar el mundo
de  tantas  superficies que ni te  plantees ir 
al fondo de ninguna de ellas.
El
padre de  su  amiga traspasó sin querer  su frontera. La pilló profundamente  desentrenada y se  sintió muy sola .
No
recordó ningún  cuento. Sólo  cogió 
el  móvil mientras  con la 
otra mano se  restregaba  los 
restos de cuatro  lágrimas mal
contadas.
¿Mamá?
HELLO IN THERE
(10.000 Maniacs – John Prine)
Hola. ¿hay alguien ahí?
Teníamos un departamento en la ciudad,
A mí y a Loreta nos gustaba vivir allí.
Bueno, habían pasado años 
desde que los niños habían crecido,
Viven su vida y nos 
han dejado solos.
John y linda viven en omaha,
Y Joe está en algún lugar de la carretera.
Perdimos a Davy en la guerra de Corea,
Y todavía no sé para qué, ya no importa.
Ya sabes que los viejos árboles se vuelven más
fuertes,
Y los viejos ríos crecen más salvajes cada día.
Las personas mayores se vuelven solitarias
Esperando que alguien diga 
'hola, ¿ hay  alguien
ahí?'.
Hola ……
Loretta y yo, no hablamos mucho 
Ella se sienta y mira a través de la pantalla de la
puerta trasera.
Y todas las noticias solo se repiten
Como un sueño olvidado que ambos hemos visto.
Algún día iré a llamar a Rudy
Trabajamos juntos en la fábrica.
Pero, ¿qué podría decir si me pregunta 'qué hay de
nuevo? '
'nada, ¿qué pasa contigo? no hay mucho que hacer.
Ya sabes que los viejos árboles se vuelven más
fuertes,
Y los viejos ríos crecen más salvajes cada día.
Las personas mayores se vuelven solitarias
Esperando que alguien diga 
'hola, ¿ hay  alguien
ahí?'.
Hola ……
Entonces, si estás caminando por la calle alguna vez
Y ves algunos ojos antiguos huecos,
Por favor, no los pases de  largo
Y los mires como si no te importaran
Diles .
'hola, ¿ hay  alguien
ahí?'.
Hola ……
Aquest post   va  dedicat a la  memòria de  John Prine, mort de  Coronavirus aquest  mes  d´abril del  fatídic 2020. Gràcies  per la  teva música.
Descansa en pau
 
 
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