XVIII
Podría  comprarle 
la  ensalada a  Amir , pero 
el paseo se haría demasiado corto. Se saludan  con la 
mano  . A él se le  achican las cejas  aceituna . Supone  que 
le  sonríe.
En la  calle 
sólo se oye el pitido del 
semáforo en  verde,  las cajas de 
fruta y verdura ordenándose , motores lejanos  y dispersos, y pájaros invisibles  que, en cierto modo, humanizan  todo este desastre.
Los  Dioses recurrentes se han conjurado  para advertirnos  de que 
sólo somos  unos   invitados en el pequeño pedazo de tiempo que
nos corresponde. Nada más. 
Sobran  todas
las   explicaciones , augurios  y premoniciones apocalípticas. Todo  siempre es 
mucho más sencillo. Que no se te  olvide 
nunca de que  aquí mando yo.
Tiene  las 
caderas  entumecidas y eso le  hace 
ser precavida. Demasiado 
tiempo  sentada  como   para  fiarse 
de sus músculos. Le horroriza la 
posibilidad de  caerse  y de 
romperse  algún hueso, de que la
lleven al hospital, que la operen, que 
nadie  pueda  venir a 
verla. Si ella nunca  hacía el
esfuerzo  de perder una tarde  visitando a un  enfermo, ¿por qué  tendrían que perder el tiempo con ella?
A cada  paso le sobreviene  un propósito de  enmienda, un 
“debo  cambiar” interesado   que exige un  “quid pro quo” . Sabe que es  inmoral. Por  eso lo guardará siempre en el silencio.
Pero  hay demasiadas   capas 
como  para que las  convicciones 
adquieran  una profundidad  estable. El olvido  es  el
único Dios que sabe que existe.
Llega a la  Avenida donde 
se  cruzan los   fantasmas 
y sus  asuntos. Continua  sin saludarse   nadie. El metro y medio de distancia es un
alivio para no tener  que empezar
una  conversación. La  cola en la panadería , reconvertida en  un 
centro modernísimo de 
degustación, es eficaz y civilizada, como  debe 
ser.
Vuelve  a 
casa  por la misma  acera 
y con los mismos pájaros invisibles. No se preguntará por  su  belleza.
Esconde   la ensalada  debajo del 
abrigo para que  Amir  no la  
vea. Lo vuelve a  saludar. Si
sonríe o no, le trae  sin cuidado. 
BENDICION
( BENEDICTION-KIM TAYLOR)
Cuando el fuego ha muerto
Cuando todas las lágrimas lloran
Doy gracias al gran cielo azul
Que te conocí
Cuando mis dias estan contados
Y estoy cansada 
Habiendo  sufrido mucho
Estaré agradecida
De que te conocí
Tú eres por quien recé
Una especie de bendito salvador
Cuando me siento débil me haces más fuerte
Cruzas mi corazón con tu agua bendita
Cuando el miedo es profundo
Cuando  estoy
sola y  perdiendo el sueño
Cuando me 
siento totalmente desconsolada 
pienso en ti
Todos los días que hemos tenido
Todo lo bueno y lo malo
Todos los día felices y tristes
Solos tú y yo
Tu eres el que busqué
Eres como una puerta abierta de la iglesia
Cuando me sentí perdida, viniste y me encontraste
Envuelta de tus brazos sagrados a mi alrededor
Tú eres por quien recé
Una especie de bendito salvador
Cuando me siento débil me haces más fuerte
Cruzas mi corazón con tu agua bendita
Deja que el gran mundo gire
A pesar del desastre en el que estamos
Deja que mi corazón permanezca abierto a todo
A través de la alegría y el dolor
Nada fue hecho en vano
Deja que solo este amor permanezca
Entre tú y yo
Entre tú y yo
Entre tú y yo
 
 
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