Entre las estrellas
Tuve una oferta irrechazable. Elena había bajado del
segundo piso y entró en mi despacho
con un ímpetu insospechado, propio de una ilusión que había llegado por
sorpresa.
Irremediablemente emocionada ( lo
que la
hacía particularmente bella) me
explicó que Julia, su mejor amiga, le acababa de regalar un
fin de semana en una casa
rural de la Cerdaña. Aunque nerviosa, jamás perdió aquella sensualidad
que tanto me gustaba cuando
separaba la melena rubia de
su frente. Me preguntó si quería ir con ella.
Me inquirió de que no tenía
demasiado tiempo para decidirme ya que
Julia había tenido el infinito
buen gusto de no obsequiarla con una de
aquellas cajas horteras , con libros, fotos y ofertas… propia de la gente que no se curra los
regalos. El viernes nos esperan a
las seis de la tarde en la
fonda de Can Martinet.
Las perspectivas eran
inmejorables. Dos adultos con sus compromisos bien distribuidos, la cartera
llena, la soledad incierta y las exigencias siempre superficiales.
Cambiaría el traje por esos tejanos de doscientos euros que nunca encuentro el
momento de ponerme, esa camisa muy de marca que compré por comprar en la Roca y
esa chaqueta “bomber” azul eléctrico que
pillé de oferta en Internet. Compraría el último vino recomendado por la Vanguardia
y el foie que me recomendase María, mi dependienta-gurú delicatessen de l´Eixample.
Elena se depilaría las piernas y
lo que no son las piernas. No iría a la peluquería por no parecer pretenciosa.
Escogería bragas y sujetadores de
riguroso conjunto y habría decidido chupársela si la regla tenía la mala leche
de avanzarse tres días.
La primera noche, cena, chimenea y polvo. Una primera
mañana con un desayuno interminable, un paseo, un restaurante,
una siesta, una visita fugaz a las Iglesias Románicas de la zona. Nos acabamos
el vino, el foie y volvimos a follar.
El domingo amaneció correcto. Me
desvelé y compré croissants y periódicos. Nos mirábamos
mientras levantábamos las tazas de café con leche. Sonrisa indulgente.
¿ Se habrá fijado en ese
grano que me va creciendo detrás de la oreja? Creo que es cáncer. Yo
estoy muy preocupado. ¿ Lo estará ella?
No puedo pretender nada más de lo que yo doy, que es un “nada” disfrazado de un buen rato. Las
intersecciones que se dan mutuamente vida se difuminan. Las líneas paralelas son las absolutas vencedoras.
Tercera mordedura al croissant.
Le cojo la mano y las miradas se dan las gracias. Elena se duerme después del segundo túnel.
¿ Para qué darnos una oportunidad
si ya le
he visto las tetas? Me invade una
incómoda pereza. Pienso en la agenda de
mañana, en todos esos grandes objetivos. Empieza el partido . Elena ya ha desaparecido.
Entre las estrellas
Bebe
nena, quédate despierta toda la noche
Con las
cosas que pudieras hacer
Que no harás
, pero que deberías hacerlas
Nunca
verás el potencial que tú tienes
Las
promesas que harás sólo por hacer
Bebe
conmigo ahora
Y
olvida por completo la presión de los días
Haz lo
que digo y yo te haré estar bien
Y llévate
lejos esas imágenes
atascadas
en tu cabeza
La
persona que fuiste
Y que
no quieres cerca nunca más
Esa que
te empuja y arrastra
y que no
se doblegará a tu voluntad
Aún así
me la quedaré para mí
Bebe nena,
mira las estrellas
Te
besaré de nuevo, entre las estrellas
Donde
te veo allí, con tus manos al aire
Esperando finalmente ser atrapada
Bebe
una vez más y te haré mía
Te
mantendré apartada,
en lo profundo de mi corazón
Y donde
guardo las cosas que olvidaste
La
persona que fuiste
Y que no quieres cerca nunca más
Esa que
te empuja y arrastra
y no se doblegará a tu voluntad
Aún así
me la quedaré para mí