JACOB
El gigante deformó sus
alas, las extendió torpemente sobre
reflejos de neón en el asfalto mojado.- El rojo le quedaba
bien. La música siempre
queda bien. La soledad siempre
será el mejor baile.
El ritmo se
agitaba y todo amenazaba demolición. Surgieron miedos
si se cruzaban los caminos . Lo
desconocido siempre nos parece incontrolable. Pero Jacob continuó bailando.
Crecieron sentimientos
disfrazados de buenos samaritanos.
Consejos, súplicas y lamentos a los
malos Dioses por haber permitido
aquéllo. Aquellos que nunca abandonarían su esquina para implicarse. Cofradías de cobardes en procesión hacia la atroz indulgencia.
Todos miraban como Jacob bailaba. Dios fue misericorde con
ellos. Si los libres
hablasen de su libertad, los
demás los querrían muertos.
La verdad no cabe en nuestras hipotecas , econsertados en frases
tan débiles que nuestro miedo las debe convertir dogmas. La manada se teledirige hacia las llanuras vacías , programadas cruelmente para hacer
bonito lo que es invisible.
A mi me
gustaría ser Jacob, pero soy uno
de ellos. Alguna vez me escapo, pero las alambradas son
demasiado dolorosas con las dudas. ¿ Qué
habrá más allá? Me pregunto….
Y Jacob me responde: Solo hay momentos, amigo…. Momentos que son la
hostia …. Momentos en los que
puedo decir que soy muy, muy feliz.
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