UN CUENTO APROPIADO
Se apresuró para esconderme su desconcierto. Lo
intuí enseguida. Cientos de miles de
escudos formaron inmóviles e
implacables delante de su
sonrisa. ¿ Qué podía hacer para que esos valientes centuriones me
abrieran paso?
A mi se
me había pasado el
furor franciscano para intentar cobijarla y protegerla. Aunque era verdad
que ya habían desaparecido los
deseos de conquista, nunca se deben
menospreciar a los deseos
que sospechamos , porque acostumbran a
ser ciertos… Fui prudente y , con mucho esfuerzo, logré abandonarlos a todos, quedarme frente a ella en pelota moral picada, que es
como más me gusto a mi mismo , esperando que del mismo modo le gustara a ella.
Tantos preparativos hicieron que nuestro saludo llegara tres segundos
después de esos dos mejillazos , de esas
tentativas de beso que
malgastamos en el viento.
Me explicó muchas
cosas, que hacía “mindfulness”
, que corría y que se corría, que la
tensión le había arqueado para arriba
sus cejas, y que allí las
había fijado, haciendo más largo el sendero hacia sus ojos parlanchines . Quien no la conociera como yo se hubiera asustado, y en su retirada se distinguiría perfectamente su lamento: ¡ No, por Dios! ¡
Otra loca no , por favor!.....
Repasamos
nuestra historia reciente en una versión apta para menores . Hicimos de periodistas de
nuestra vidas para crear
el contexto adecuado para que
alguno de los dos fuera el primero que dijese; ¿ Estás bien?
Le contesté que sí
y me creyó. Estéticamente estaba
acabado, mi barriga parecía
un cruce de vías de tren con forma de
cicatriz que cruzaban montes
descompensados , un paisaje demasiado desolado para que se extienda más allá de
estas tres líneas.
Pero había
ganado en perspectiva. Ahora me
gustaba más acompañar a mis amigos que ganarlos . Tener la
razón ya no era el propósito si no la
anécdota .
La formación
de centuriones se dispersó y la tranquilidad se adueñó del tiempo. Nuestras sonrisas jugaban
desenfadadamente entre ellas como
si estuvieran en la hora del
recreo, y cuando descansaban lo
hacían satisfechas .
Sentirnos a
gusto entre nosotros, darle lo que
tenía y que me diese lo que
quisiera era lo más cerca de la libertad
que había estado nunca
( What he wrote-Laura Marling)
Perdóname Hera (diosa del matrimonio)
No puedo quedarme más.
Él ha cortado mi lengua.
No hay nada que se pueda salvar.
Ámame oh señor mío!
Él me envió a la mierda
y se rió de mis pecados.
En sus brazos me tengo que quedar.
Él escribió: Estoy roto. Por favor, ven a
buscarme.
Pero yo estoy rota en dos, y
comprometida,
por favor no me tientes.
Ella tiene la piel muy blanca
y yo soy ligera como el sol,
la luz sagrada brilla
en todas las cosas que has hecho.
Así que le pregunté:
¿Cómo te convertiste en esta clase de
hombre?
¿Cómo aprendiste a sostener la fruta en
sus manos?
¿ y de dónde venía el corderito que te
dio el nombre?
Él me dejó aunque yo le supliqué que se
quedara ...
Me dejó sola cuando necesitaba la luz,
caí de rodillas y lloré por mi vida.
Si él se hubiera quedado (Deberías
entender-lo)
Si él se hubiera quedado
tú nunca habrías podido coger mi mano.
Él escribió: Estoy hecho polvo.
Por favor: venme a buscar
Pero yo estoy rota en dos, y
comprometida,
por favor no me tientes.
¿Y de donde venía el corderito que te dio
el nombre?
Él me dejó aunque yo le supliqué que se
quedara ...
Supliqué que se quedara con mi frialdad
de madera,
supliqué que se quedara junto a las luces
de su barco.
Yo, luchando contra él.
Yo, luchando contra la vida.
Yo, luchando contra amanecer.
Entonces las olas vinieron,
me lo robaron y se lo llevaron a la
guerra.
Él escribió: Estoy roto.
Por favor, ven a buscarme.
Pero yo estoy rota en dos, y
comprometida,
por favor no me tientes.
Perdóname Hera (diosa del matrimonio)
No puedo quedarme más.
Él ha cortado mi lengua.
No hay nada que se pueda salvar.
Ámame oh señor mío!
Él me envió a la mierda
y se rió de mis pecados.
En sus brazos me tengo que quedar.
Ambos escribimos: Esto está bien.
Pero yo echo de menos su olor.
ahora hablamos
y acabamos diciendo que esto nos
conviene,
que nos conviene a los dos.
Que me conviene sólo a mí.
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